Esta ha sido, sin duda alguna, la etapa más dura de todo el viaje.... Lo bueno del día es que arrancó en Cracovia, con un desayuno muy bueno, que incluía servilletas de lino, zumo de naranja natural (no de pega) y café servido en la mesa... un lujo!!!..
Apenas salí a la calle ya me dí cuenta que clase de día me esperaba.... Eran las 10:00 y hacían 31 grados.... Tomé la vía hacía Eslovaquia, con la intención de cruzarla a través de los Cárpatos para llegar a Budapest (Hungría).... Y volvemos las andadas con las carreteras polacas... una seguidilla sin fin de pueblos con sus semáforos.... un montón de camiones... y el calor que ya empezaba a asfixiar (39 grados a las 11:30).... Por ciero, no he comentado la grandísima cantidad de iglesias que hay en Polonia (todas muy nuevas) y la cantidad ingente de monjas y curas de hábito por las calles.... se ve que el Juan Pablo II ha sido un rock star aquí y marcó tendencias.... que no se abandonan...
Llegué a la frontera Eslovaca y, milagrosamente, desaparecieron los camiones (o, al menos, había muchos menos) y, lo mejor de todo, es que la densidad de población cayó en picado, es decir, no había casi pueblos que atravesar, amén que la carretera empezaba a ser divertida por la aparición de las primeras montañas... que, por cierto, a la más mínima altitud, ponen un remonte y, voila!!, pista de esquí al canto...
Estaba tan divertido y tan relajado con mis curvitas (con la rueda trasera nueva, je,je) que, al salir de una de ellas, me topo de frente con un policía que me señala el arcén para parar.... vaya, se acabó la diversión... me pide los papeles míos y de la moto y me informa que iba a 112 kms/hr en una carretera de 90 kms/hr... y que debo pagar la multa, 60 euros.... Le explico que no tengo efectivo, que vengo del norte donde no hay euros y se queda tan tranquilo y me explica que en el pueblo siguiente hay un cajero y que puedo sacar dinero... y si no pago, no problem, se quedan con los documentos en la comisaría hasta que pague... Bueno, no era cuestión de ponerse "gallito", así que enfilé hacia el pueblo a sacar los 60 euros que, estaba seguro, se quedaría el policía... Cuando llegué de nuevo donde estaban, me pide el dinero, el cual ha guardado inmediatamente en SU cartera... y me da un recibo para que firme (que gracioso!!!), y de la multa, ni me acuerdo...en fin, quiero pensar que he ayudado a alguna familia eslovaca...
Ya con la lección aprendida, he ido controlando todo el tiempo y no han habido más multas, pese a encontrarme a otros 4 controles en los 270 kms que me tomó atravesar Eslovaquia (a lo ancho, que es estrechita)... En los Cárpatos he visto varias estaciones de esquí con buena pinta, debe ser barato venir a esquiar aquí... (otro plan para otra escapada)...
En Eslovaquia tuve mi primer incidente más o menos serio con la moto... pasé por delante de una gasolinera, sin parar, y me dí cuenta que mejor paraba para beber un poco (el calor me estaba matando), así que busqué un sitio para dar la vuelta y encuentro una entrada a una casa con una pendiente, decido entrar un poco y, justo cuando iba a girar, sale un perro de no sé donde y se pone delante de la moto a ladrar... yo freno por instinto (igual se apartaba) y, cuando quise hacer pie del lado derecho, me encontré que había la pendiente y la moto por los suelos.... que vergüenza, tirado por un perro... salió el dueño del bicho, un abuelete eslovaco bastante fornido y entre los dos levantamos la moto, mientras su hija (y dueña de la perra, que al final resultó ser suya) sacaba fotos de la escena... vaya, lo que se reirán éstos aprovechando la tontería de un español por sus tierras... En fin, un rasguño en la maleta y el intermitente se astilló un poco (pero no se rompió y funciona)... me puse en camino no sin antes darle un buen apretón de manos al amable abuelete...
Llegué a Hungría y esto es otra cosa.... ya parece Europa Occidental, la carretera muy buena, ya tenían algunas variantes y el acceso a Budapest a través de anillos muy bien señalizados.... Y llegué al Centro y me ha maravillado la ciudad, Buda (muy comercial), Pest (más residencial), pero las dos ciudades con mucho encanto... la verdad es que tenía muchas ganas de conocerla, aunque haya sido de pasada, porque de niño leí una novela de Julio Verne: Matías Sandorf, que trataba de un hombre que descubrió la forma de hacerse invisible, y toda la acción se desarrolla en Budapest, e incluso, una parte se desarrolla en una isla que está en medio del rio entre las dos ciudades gemelas... me hizo ilusión ver la dichosa isla...
Al llegar al centro de Budapest ya hacían 41 grados, y decidí, para andar por el Centro, quitarme el traje de la moto.... fué un alivio, pero cuando se me secó el sudor, empecé a estar peor que con el traje (normal, el traje es isotérmico y la temperatura afuera era superior a la de mi cuerpo!!!)... por lo que, al salir a Viena, me paré en una gasolinera a beber 1 litro de agua sin parar y a ponerme el traje...
Dije que mi intención no era pasar por Viena, pero el navegador no entiende de intenciones y me hizo atravesar la ciudad para buscar la autopista que va a Salzburgo... cosa que al final agradecí porque así puedo decir que la he visto, de pasada, pero la he visto... por cierto, tiene un paseo al lado del río que es genial... Y todos los edificios son muy señoriales... y más grandes que en Barcelona (al menos una planta más y, sobretodo, más anchos)...
Después de Viena, camino a Salzburgo, donde a la mitad se me hizo de noche.... y ya no pude disfrutar más del paisaje... llegué completamente agotado a las 22:45 y rápida cena en el McDonalds de turno (lo único que estaba abierto, no soy un adicto a la comida basura)...
Por cierto, el hotel es inenarrable: un 4 estrellas sin aire acondicionado (y juro que hace falta, estamos a 28 grados), la habitación minúscula y la decoración... uf!!, casi el peor de mi vida europea....
Las fotos:
Jajaja... el que no ha "colaborado con una familia eslovaca" no ha estado en Eslovaquia. Por nuestra parte, tanto Coral como Jesús y yo mismo ya colaboramos.
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